Londres, la capital inabarcable
La belleza de Londres no reside, como en otras antiguas capitales, en una monumental hegemonía arquitectónica sino más bien en la alianza de un patrimonio caótico y una prosperidad a prueba de siglos. La atrevida vanguardia de los últimos rascacielos no desmerece las añejas pinceladas góticas, que a su vez encajaron sin prejuicios con los faustos barrocos y la soberbia colonialista.